Completo incompleto.

Ya no sé qué hacer para sacarme este sentimiento de la cabeza, del corazón, de las tripas o de dónde demonios esté metido.

Me haces subir y bajar. A partes iguales. Me subes a lo más alto, pero también me bajas hasta lo más profundo, hasta lo más oscuro y tenebroso, hasta un lugar del que a veces me es muy complicado salir.

No te entiendo y no me dejas entenderte. No quieres que yo comprenda. Prefieres que me dé contra la pared, que reviente mi cabeza, que llueva en mi mirada. O quizás no, quizás no tengas ni idea de que reviento, de que llueve, de que todo es gris y muy frío.

Te escudas en mi fortaleza. En la que muestro, pero no quieres saber, aunque lo sabes, que debajo de todo eso está la persona más sensible que has tenido delante. Esa que te demuestra cada día sin palabras lo que vale la amistad, lo que es la complicidad, lo que importa una caricia cuando te encuentras triste, lo que reconforta un beso cuando se da sin motivos. Esa que soy yo, porque si, esa soy yo, y también ésto lo sabes. Mis defectos también cuentan, porque esos también me hacen ser yo.

Me gustaría meterme en tu cabeza por solo unos minutos para aclarar la mía. No tengo dudas de lo que tenemos. Tengo claro lo que siento. Tengo claras muchas cosas. Sé que me quieres. Sé que me deseas. Sé todo eso, pero no sé el resto y es el resto lo que tengo que saber porque sino, lo primero no me es suficiente. Y no es que yo sea insaciable o acaparadora, es que sino es completo no te quiero, a pesar de que te ame. No quiero saberte incompleto. Te necesito completo para aceptarte.

Ya no aguanto más. Ya no quiero aguantar más.